''JESUCRISTO ES EL VERDADERO DIOS''

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Una Esposa Ataviada

Textos: (Isaías 61: 10 Apocalipsis 19:8)

El enfoque principal de este mensaje inserto en la revelación que Dios dio a Juan el teólogo, es la presentación de la iglesia como una Esposa preparada con sus atavíos para las bodas con El Cordero de Dios.

En gran manera me gozaré en Jehová. Mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió de vestidos de salud, rodéame de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia compuesta de sus joyas. Y le fue dado que se vista de lino fino, limpio y brillante: porque el lino fino son las justificaciones de los santos.

Por la ventana de la revelación: este profeta contempla una fiesta llena de grande gozo donde participan los 24 ancianos y los cuatro animales o sea las gentes de los cuatro continentes que aprobaban la fiesta con grande gozo diciendo: ¡Amen y Aleluya!

La fiesta, es una fiesta de mucho colorido, de cantos de alabanza, de multitudes de gentes vestidas de vestiduras blancas, y palmas en sus manos. Pues se trata nada menos que de las bodas de Cristo con su iglesia. Una mujer hermosísima e impecablemente engalanada vestida de lino finísimo.

A esta mujer; los profetas que predicaban en los desiertos de Judea la contemplaron desde lejos y quedaron maravillados de lo que veían. El más sabio de ellos se preguntaba: ¿Quién es esta que se muestra como el alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden? 

El coloquio entre el amado y la amada es una derrama de amor tal, que se convierte en expresiones ponderosas del uno para con el otro. El pondera las virtudes de ella diciendo: como el lirio entre las espinas, así es mi amiga entre las doncellas, paloma mía, perfecta mía, tus ojos entre tus guedejas como de paloma, ¿Quién es esta que se eleva en el desierto? Como columnita de humo, con sahumerios de mirra y de incienso, ábreme esposa mía, amada mía, quiero ver tu rostro, quiero oír tu voz.

Ella le responde: Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mí amado entre los mancebos, bajo la sombra del deseado me senté y su fruto fue dulce a mi paladar. Mi amado es blanco y rubio y señalado entre diez mil, su cabeza es como oro fino y resplandeciente como el sol, tal es mi amado o amigas mías. De esta manera se prepara una boda entre estos dos personajes que representan a Jesucristo y a la Iglesia. Jesús, el amado, decide dejar su trono de gloria y descender a la tierra en busca de su amada. Pero… no la encuentra vestida gala ni de lino fino sino todo lo contrario. Sumida en el lodo cenagoso y en un lago de miseria. Cargando con la pena del pecado y en las condiciones más viles que pudieran haber. Entonces tiene misericordia de ella y decide cargar con toda la pena y la culpa del pecado de ella. Y entrega su vida por ella para santificarla en el lavacro del agua por la palabra y presentársela para sí, una mujer que no tuviese mancha ni arruga ni culpa alguna sino que fuese santa y sin macula.

Como dice el Apóstol Pablo: viendo el Amado que su Amada participaba de carne y de sangre, él también se propuso participar de lo mismo. Para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, y librear a la amada que por el temor de la muerte estaba sujeta al yugo de servidumbre.

La compró con su sangre, la rescato de la condenación y de la muerte, la santificó, la glorificó, hizo el pacto y el compromiso con ella llenándola del poder de su Espíritu Santo para que fuese una mujer fuerte que soportara los embates de la persecución y de la tribulación de todos los tiempos y mayormente de los últimos tiempos por el nombre de Jesús. Cuando le prometió el Espíritu Santo le dijo: Esto es para que puedas soportar en el día malo cuando haya terminado todo.

Y con este Espíritu de Poder y de compromiso, soportó las tribulaciones y persecuciones de la primera edad.

Enfrentó las terribles persecuciones del tiempo de los emperadores romanos. Fue llevada al circo romano para ser quemada en las hogueras, para ser lanzada a los leones, humillada y afrentada.

Enfrentó terrible tribulación con los emperadores romanos en su nueva modalidad de papas y líderes religioso en los tiempos de la santa inquisición.

Todavía en los últimos tiempos, esta sufrida mujer, por el amor de su amado, está esperando el último proceso de purificación antes de llegar a la gran fiesta en donde lucirá su vestido de gala, de lino fino, limpio y brillante, en donde sus lágrimas serán enjugadas y puestas en la redoma del altar en el lugar santísimo. En donde el óleo del Espíritu de Dios será derramado sobre su cabeza, y tomada de la mano de su amado serán declarados esposos por todas las edades de los siglos eternos.





Por: Jesús Gómez Ibarra

Obispo: Iglesia de Jesucristo La Esposa Del Cordero


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Vi un cielo nuevo y una tierra nueva;
 porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, 
y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalém, 
descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.

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