''JESUCRISTO ES EL VERDADERO DIOS''

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La doctora me dijo: Usted es un milagro



Castigóme gravemente Jehová, mas no me entregó a la muerte. Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo. Bendito sea el Señor Dios, el Dios de Israel, el único que hace maravillas.


Por: Juan Flores Quevedo

Por este medio voy a contar las maravillas que Dios ha hecho en mi vida. Este es pues mi testimonio y espero que sirva para que más almas lleguen al conocimiento de la Palabra de Dios, y que los enfermos pongan toda su confianza en Jesucristo: Él puede salvarlos, Él puede sanarlos.

Después de un diagnóstico de tres infartos agudos al miocardio, uno superior y otro inferior y otro con anterioridad, provocando una enfermedad trivascular coronaria y una miocardiopatía aguda isquémica, vista dañada, riñones dañados, al igual que los pulmones, perdí la vida. Los médicos decidieron aplicar una reanimación de dos ciclos con éxito, no sabían si viviría, y los médicos llegaron a decir: “no hay nada que hacer”.

El día 14 de agosto del año 2018, llegando a mi trabajo me dice mi compañero ¿te sientes bien?, te ves muy pálido, le contesté ‘me siento un poco mal’. Siendo las 22:30 horas comienzo a sentir un fuerte dolor en mi pecho y en la espalda acompañado de náuseas y mareos, también con un trasudor, le gritó a mi compañero y le digo me siento mal; me levanté de mi lugar me fui al sanitario y me eché agua. El mareo era muy fuerte, enseguida perdí la vista, no mire más; sólo miraba todo en blanco, me desmayé, no sé cuanto tiempo estuve inconsciente.

Cuándo recuperé el conocimiento, seguía sin mirar nada, quería levantarme pero no tenía fuerzas. Comencé a clamar a Dios, oraba y le pedía ayuda al Señor, me encontraba solo, sin nadie que me pudiera auxiliar; las veces que quise levantarme, caí al piso, después de un buen rato entró mi compañero y me decía qué te paso, ¿te puedes levantar? Sólo movía mi cabeza y le decía que no, como pudo me levantó, y fue por ayuda; me recostaron en unas sillas como pude le marqué a mi familia, pero nadie me contestaba. Seguía orando, clámandole a Dios que no me dejara, que me ayudara. Pasaron cinco horas. para esto le pedí a mi compañero que pidiera un taxi o una ambulancia, ya que yo sentía que me moría.

Llegó el transporte, me sacaron cargando de la oficina hasta la calle; me llevaron al hospital de Villa de las Flores, en el Estado de México. Llegamos a Urgencias, pasé a solicitar apoyo, pero no había ningún médico, como a los diez minutos llegó mi esposa. Me preguntó ¿qué te pasó? y le respondo ‘no sé, ayúdame, me siento muy mal’, le gritó al médico pidiendo ayuda, me pasan y le digo a la doctora mi molestia. En ese momento ella me responde:  usted viene en shock hipobulémico, pase a que le hagan un electro cardiograma. Llega un médico quien da la indicación que me pasen a reanimación, ya que mi corazón está muy mal. Me ponen un catéter blando al corazón en mi brazo izquierdo, sólo escuchaba que a mi esposa le decían ‘está muy grave, prepárese para cualquier noticia’.
El día 15 de agosto por la mañana, un doctor da la indicación de trasladarme al Centro Médico Nacional de Altas Especialidades de La Raza, en la Ciudad de México, ya que ellos no podían hacer más. Al llegar al hospital de La Raza, me pasan a hemodinamia, para un un cateterismo cardíaco, me intuban debido a la gravedad con que llegué, me dice una doctora ‘lo vamos a dormir’. No supe más de mí.

El día 16 de agosto perdí la vida. Mi cuerpo no tenía signos vitales, a lo que los médicos decidieron darme una reanimación con dos ciclos. No sabían si viviría. Después quedé en coma; todo el tiempo que estuve inconsciente yo veía dos grupos de personas: unas vestidas de negro y otras de color blanco. Se me acercó una persona con una lengua como de víbora y me decía ¡qué quieres! se burlaba y me mostraba a las personas de negro sirviendo a Satanás. El grupo de blanco oraba, clamaba a Jesucristo, pedían por todos los problemas a nivel mundial, pero en los dos grupos había líderes religiosos engañando a la gente, líderes practicando la brujería, hechicería, otros robando, involucrados en el narcotráfico, engañando al pueblo de Dios. Después volvía la persona y me decía ¡qué quieres!,  yo le respondía, le decía: servir a mi Dios, que es Jesucristo; se burlaba y me decía ‘qué decidiste’. Yo le dije tres veces: Jesucristo te reprenda. Satanás corrió diciendo, no sirve para nosotros. En ese momento sentía que mi cuerpo se quemaba y sólo clamaba a Dios, le pedía perdón, le pedía su ayuda, que no me abandonara.

Volví a quedarme inconsciente hasta después de 21 días. El Señor Jesucristo mostró su poder. Cuando desperté, miraba a mi hija llorando y ella me decía: ‘ya no cierres tus ojos, vámonos a casa, quiero orar contigo, papá; ya despertaste, ya no cierres tus ojos’.

Vinieron los médicos y decían: sigue muy mal, sus riñones no trabajan, sus pulmones están muy mal, al parecer no tiene daño cerebral. Se acercó una doctora diciendo: usted es un milagro. El proceso que usted vivió fue muy difícil, no entendemos cómo con un corazón tan dañado, con los riñones dañados y sus pulmones mal, usted siga vivo. A lo que yo respondí: soy un milagro de Dios y estoy vivo por el poder de Jesucristo, por su misericordia, por su gracia.

Después de varios días, la misma doctora me informa que mis riñones ya están trabajando normal y mis pulmones están bien. Me repetía: no sé en que Dios crea usted, pero es un milagro. Le respondí: ¡creo en un Dios vivo y su nombre es Jesucristo!

Estimados lectores: le doy gracias a Dios porque aún me tiene con vida y con mi lengua confieso que Jesucristo es el verdadero Dios, y ¡está vivo! que su nombre sea bendito, sea exaltado por toda la eternidad. Estimados lectores, aún hay tiempo para pedir perdón. Si usted está enfermo, confíe en Jesucristo; si usted es un ministro encargado de una asociación religiosa y está envuelto en malas prácticas, aún hay tiempo de arrepentirse, Jesucristo tiene poder, Él quiere perdonar todos los pecados, Él quiere una Iglesia limpia; el tiempo de la gracia está por terminar, pidamos perdón a nuestro Señor Jesucristo y Él obrará en nuestras vidas y en su Iglesia.

Que el Señor Jesucristo les bendiga.

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