Si tu eres pastor o tienes vocación pastoral, o eres un ministro del Evangelio, y anhelas ministrar como Dios quiere que lo hagas, este mensaje es para ti, Jesús le dijo a un rabino judío, principal entre ellos, "lo que es de la carne, carne es, lo que es del Espíritu, espíritu es".
El apóstol Pablo escribió a los gálatas, "el que siembra para la carne, de la carne segara corrupción, mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu, segará vida eterna". O.J. Smith en su libro La Investidura Del Poder, escribió al respecto, "El que es espiritual tendrá hijos espirituales. ¡Cuán solemne e inspirador es ese pensamiento! Un pastor carnal producirá una iglesia carnal, un pastor mundano producirá una iglesia mundana, y un pastor espiritual dará origen a una iglesia espiritual, tal cual el pastor ha de ser la iglesia.
¡Cuán grande es la influencia de la vida del hombre! Es por eso que toda la culpa de la condición mundana y carnal de las iglesias de hoy día no ha de recaer sobre la gente, sino sobre los pastores y dirigentes. He visto una congregación transformada al cabo de pocas semanas de encontrarse bajo el ministerio de un pastor nuevo. El rebaño responde, pero es el pastor el que debe guiarle.
¡Cuan fragante es la vida llena del Espíritu Santo! ¡Cuán grandes sus efectos! ¡Cuán preciosos son sus frutos!
Ningún plan vuestro se puede comparar con el de Dios. El tiene un programa para vuestra vida que os colmará de indecible felicidad y gozo...
Someteos al Espíritu Santo cuando pide que le cedáis terreno para Jesús. Obedecedle cuando el os dice que despeguéis la mirada de los ídolos, de vosotros mismos del pasado o de los ensueños del porvenir. Someteos a Él cuando trabaja pacientemente, de día y de noche, para haceros cautivos de Jesucristo y limpiar vuestro horizonte de todo y hacer lugar para el Rey y Señor de tu vida. Si hasta ahora habéis resistido al Espíritu Santo, rendíos humildemente a Él. Dejad que la palabra de Dios se cumpla en vosotros de hora en hora, que se vea en vosotros el modelo de la vida de Jesús... El Señor tiene que romper y hacer de nuevo sus instrumentos, para luego volver a romperlos, transformarlos y moldearlos de nuevo, antes de poder usarlos para sus más elevados fines".
Amado pastor, aspirante, líder, si estas palabras te calzan a la medida, como lo es en mi caso, te exhorto a que hagas un alto en tu agitado ministerio... no empieces a justificarte, echándole la culpa a la gente de tu entorno, sino humíllate bajo la poderosa mano de Dios y confiesa tus pecados de orgullo o lo que sea y empieza un nuevo andar no en la carne, sino en el Espíritu. Dios te de la suficiente luz para que empieces con El, como El quiere... hasta pronto.
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